lunes, 7 de febrero de 2011

Si algo puede salir mal, saldrá.

Llega ese grandioso día, varias semanas en mi caso, en el que piensas que nada puede salir peor. Piensas que después de caerte te levantarás y nadie te habrá visto, pero ten en cuenta que alrededor tuya habrá gente observándote, te avergonzarás y continuarás.Pero tranquilo, estás fichado por el destino, y una vez que caes, no te suelta ya. La próxima jugada puede ser menos dolorosa o quizás más, eso ya depende de la probabilidad y la suerte, y en este caso la suerte es nula.  Unos dicen que soy negativa, es verdad, pienso que nada más puede salir peor, en el caso de que fuera positiva diría que sí, que algo puede salir aún peor, ¿o sería al revés?

Estos son los típicos días en que acabas de despertarte y deseas tirarte en la cama y que el mundo se mueva sin ti, hoy es ese día para mí, bueno, y ayer, y el sábado y el viernes, etc... Paro de contar pues mi pesimismo se vería expandido.

El día se acaba y solo me queda por decir: Buenas noches ley de Murphy, un placer convivir estos días contigo, hasta mañana.

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